Tuesday, May 4, 2010

Cumple tus compromisos.

Músico pagado no toca bien.”

Vengo de un país con mucha cultura y variadas costumbres. Ese país es Guatemala, mi tierra natal. Esa nación Centroamericana llamada: “País de la eterna primavera,” es como los demás pueblos o países del mundo. Cada país tiene características que lo hacen diferente a los demás. Pero hay algo muy común en todos los lugares del mundo, y eso es la música. ¡Claro! que hablo en términos generales; es decir, que en todos los rincones de la tierra, hay sonidos peculiares autóctonos que hacen enriquecer dicha tierra o nación con sus particularidades musicales. Aquellos que saben ejecutar dichos instrumentos de su patria, llevan en alto el suelo de sus padres, y adquieren notoriedad y compromiso con su arte.

Conozco por experiencia desde mi niñez lo que son las fiestas comunales, la celebración patronal del pueblo; en donde se mezcla lo religioso con el entretenimiento. Se lo que son las festividades alegres anheladas por la comunidad entera. Casi en todas esas fiestas los músicos son los que amenizan con sus bandas o agrupaciones musicales. Los músicos siempre están presentes en donde la gente quiere divertirse, o pasar ratos alegres. Los músicos entretienen y deleitan los oídos de sus receptores. Además, ellos tocan las fibras emocionales mas intimas de sus espectadores con lo que hacen.

Entre los músicos hay novatos y aprendices, hay estudiados y profesionales; pero también están aquellos que se auto enseñan; llamados también: empíricos. Algunos tienen su talento a flor de piel, porque son expresivos. Otros son parcos o callados, pero de igual manera, sobresalen por sus habilidades musicales. Los músicos expresan un arte de mucho valor en todas las razas y culturas. Como músico entendido en el tema, comprendo lo que significa para muchos su destreza. Es mas que un trabajo, es mas que un compromiso, es la necesidad de emitir lo que llevan por dentro a través del instrumento que ejecutan. Un músico tiene necesidad y derecho de ganarse la vida con lo que sabe hacer muy bien, y por lo cual se desvive.

Con el perdón de los músicos, pero este dicho nos pone de ejemplo: “Músico pagado no toca bien.” - ¿Que piensan ustedes? – ¿Será eso verdad? - Generalmente los músicos son contratados. Las reglas del convenio las dictaminan ambos en el compromiso de pago, tanto contratista y músicos adquieren compromisos. Sin embargo, ese convenio entre ambas partes, establece que el pago final será hasta que el acuerdo se haya cumplido. Un músico pagado por adelantado puede fallar al contrato, y la fiesta o el evento previsto se hecha a perder. Posiblemente, el músico se haga presente, pero infringiendo algunos puntos del convenio anticipado. Quizás, pueda participar pero no dando el todo de si mismo en su participación. Muchas serian las formas de frustrar su obligación ante la gente que lo espera, habiendo sido anunciado.

Este dicho es mencionado cuando se establecen acuerdos con segundas o terceras personas. Conforme a las costumbres de esos pueblos, los organizadores necesitan a los músicos, y los músicos necesitan la remuneración económica por sus servicios profesionales. Esto pone a trabajar a los dos en el contrato de una manera consiente y responsable. Por grande que sea la necesidad, el convenio debe ser firme, para que ambos no fallen en sus deberes mutuos. Por esa razón, el sabio Salomón dice en uno de sus libros de la Biblia: “Mejor es el fin del negocio que su principio;…” Eclesiastés 7:8.

Esto nos enseña muchas lecciones inteligentes. Cualquier compromiso debe hacerse con convenios claros y específicos. No olvidemos, que toda obligación cumplida tiene su recompensa. Sea quien sea, debe pedir acuerdos, y cada uno cumplir con la parte que le corresponde. Aun hasta en los mas reconocidos del entretenimiento moderno se han visto esos bochornos. Después de romperse el contrato por alguna falta entre los involucrados, entran en litigios de tribunales, y demandas de altas sumas de dinero, por no cumplir sus acuerdos.

La Biblia también nos relata de una costumbre muy antigua que se practicaba en las tierras de Israel: “Había ya desde hacía tiempo esta costumbre en Israel tocante a la redención y al contrato, que para la confirmación de cualquier negocio, el uno se quitaba el zapato y lo daba a su compañero; y esto servía de testimonio en Israel.” Rut 4:7.

La enseñanza de esa costumbre implica el honor y la reputación de la persona. Está en juego su prestigio y notoriedad. Esta de por medio la prenda que como símbolo de un acuerdo y obligación, puede ser expuesta públicamente si hay falta del dueño de la garantía.

Jesús mencionó a los músicos que estaban en las plazas. El da a entender, que la función de ellos era entretener a la gente. Fue él quien hizo la comparación de músicos y espectadores con la gente de su generación: “Y dijo el Señor: ¿A qué, pues, compararé los hombres de esta generación, y a qué son semejantes? - Semejantes son a los muchachos sentados en la plaza, que dan voces unos a otros y dicen: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no llorasteis.” Lucas 7:31-32.

Si queremos mantener la fiesta, hagamos lo correcto. Músicos, ha trabajar se ha dicho, y después tendrán su paga. Quieres tu también (seas músico o no), mantener tu reputación de lo que eres; entonces, cumple tus compromisos. Aunque algunos sean indiferentes a tu quehacer cotidiano, has lo que tienes que hacer con empeño y excelencia y serás recompensado después. Primero es el compromiso y después los derechos.

1 comment:

  1. Excelente comentario... muy aplicable a los ministerios musicales actuales. Un día oí decir esto a un músico de iglesia ¨si no me pagan... entonces no toco¨. Qué triste!
    Saludos pastor. Me encanta su blog.

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