“Dios aprieta pero no ahorca.”
¿Por qué hay tanto sufrimiento en el mundo? - ¿Por qué los niños mueren de hambre? – ¿Por qué tantos desastres? – Estas son algunas preguntas que mucha gente se hace, al estar frente a una noticia desalentadora. Lo cierto es, que no hay respuesta humana que nos satisfaga. Quedamos siempre en incertidumbre y con vacilación de lo que sucede alrededor nuestro, si esto se puede evitar o no, sencillamente no lo sabemos.
Es muy común preguntarse uno mismo cuando está en medio de un accidente, una enfermedad o en la muerte de un ser muy cercano al corazón. - ¿Qué está pasando? - ¿Por qué me sucede a mí? – No cabe la menor duda, de que somos seres imposibilitados ante situaciones que se salen fuera de nuestro control. Estamos, como quien dice; inhabilitados para bregar con emociones fuertes; sobre todo, cuando éstas llegan inesperadamente a tocar las fibras mas sensibles del corazón.
Este dicho es muy común entre los latinoamericanos: “Dios aprieta pero no ahorca.” ¿Por qué se involucra a Dios? – Porque la creencia generalizada en todas partes del mundo, estriba en la existencia de un ser superior a todos los seres humanos. Independientemente de las creencias religiosas, tradiciones, ceremonias, y otras prácticas de este tipo, siempre el subconsciente del ser humano lo lleva a ese punto en su fe natural. Si Dios existe; entonces, ¿Por qué sucede lo que sucede? – La respuesta impotente ante lo inevitable, es: “Estas cosas tienen que pasar.” - “Es la ley de la vida.” - “Es el destino de todo ser humano.” - Es difícil consolar a alguien en esas condiciones. Se terminan las palabras. No tenemos la respuesta, igual que los demás. Entonces, utilizamos dichos como éste, como una verdad popular que nos consuela.
En la Biblia hay muchos ejemplos de personas que sufrieron lo inimaginable. Se habla de Job, un hombre en la antigüedad que perdió a sus hijos, porque todos ellos murieron casi al mismo tiempo. Perdió todas sus posesiones en ganados que tenía; y hasta le vino una enfermedad incurable, como lo es la lepra. Aparte de eso, en su condición de hombre sufrido, fue incomprendido por la mujer, y hasta sus mejores amigos lo buscaron para juzgarlo y confrontarlo. La Biblia lo pone como un hombre probado por el sufrimiento, quien logró ser paciente ante la adversidad.
El otro ejemplo, es el de Jesús, quien después de haber hecho bien a todos sus contemporáneos, fue juzgado injustamente, maltratado y herido, hasta que lo llevaron a la crucifixión, como el castigo mas severo en aquellos días para un malhechor. Jesús, era el tipo de persona que se necesita en estos tiempos para aliviar el mal de los pobres y desprotegidos en la sociedad. Jesús no fue como un Robin Hood de la leyenda popular. Jesús no fue como un Súper Héroe de la fantasía animada. El fue un hombre común y corriente, pero que entendió la condición de los mas necesitados. Su mensaje fue el mejor, que jamás antes habían escuchado sus oyentes. Sus palabras emanaban sabiduría y verdad. No le tuvo miedo a los religiosos de su tiempo y fue capaz de vivir por sus ideales y propósitos divinos.
La Biblia pone ambos ejemplos de esta manera: “Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.” Santiago 5:10-11. De Jesús, claramente se dice lo siguiente: “Y aunque era hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;…” Hebreos 5: 8.
El sufrimiento no es agradable para nadie, pero es parte de la escuela de la vida. El sufrimiento no siempre tiene una explicación humana, pero si una motivación divina. Como el dicho que estoy utilizando para este espacio, involucra a Dios; tengo que referir lo que dice el libro que habla de Dios. Este verso Bíblico es muy claro, porque dice: “Porque él es quien hace la llaga, y él la vendará; Él hiere, y sus manos curan.” Job 5:18. Recordemos esto: Estas palabras fueron dichas por un hombre sufrido por un propósito divino.
La manera como lo puedo entender, es con el ejemplo de un médico en medio de una operación o cirugía. Cuando hay un mal metido en el cuerpo, o una infección de muerte, el cirujano tiene que abrir la parte afectada del cuerpo, extirpar y extraer aquello que es maligno y destructivo en nosotros. La herida queda, pero necesitará tiempo y medicina para sanar. Dios es ese doctor que opera por dentro de nuestra alma. No entendemos por que lo hace, pero sus conocimientos son superiores a los nuestros. El sabe que es lo que hay que hacer en cada situación particular de nuestra vida. Dios tiene propósitos en lo que padecemos. El mal no viene de El, y su propósito tiene un fin para el corazón de todo ser humano. “El sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas.” Salmo 147:3.
Cualquiera que sea tu situación, y si tienes alguna duda de lo que sucede alrededor de ti; recuerda, Dios tiene el control de todas las cosas. Nada de lo que sucede en el universo entero pasa desapercibido por El. El tiene cuidado de cada una de sus criaturas, y sus ojos velan por ellos de día y de noche. Y cualquiera que sea el dolor o el sufrimiento, Dios siempre estará ahí para aliviar y sanar tu corazón cuando lo necesites.