Thursday, April 29, 2010

Prueba, quizás es de tu medida.

Al que le viene el guante que se lo plante

Todas las cosas que usamos sobre nuestro cuerpo tienen una medida. Los vestidos, las camisas o blusas, los zapatos, y también los guantes. Quiero hablar de los guantes. Generalmente los guantes se usan cuando se tiene que trabajar con cosas frías o calientes, objetos punzantes, o protección para no contaminar lo que tocamos o de no mancharnos. Los guantes son una defensa para las manos. Algunos los utilizan para manejar, otros para algún deporte, se utiliza para protegerse del frío, pero generalmente la tendencia es utilizarlos cuando realmente se necesitan.

El guante también tiene un mensaje que darnos. Este dicho no es la excepción, porque se utiliza en un mensaje verbal entregado por una persona, para darle la aplicación de lo que escucha. Si el mensaje es para él, y le queda a la medida; entonces, que personalmente se lo atribuya. A veces queremos evadir mensajes o conversaciones que tocan algunos puntos susceptibles de lo que realmente nos atañe.

Las personas que le hablan a un auditorio, generalmente utilizan ese dicho. El mensaje va dedicado a todos, pero alguna o más personas dentro de los oyentes, tendrá que adaptar lo que oye a su propia manera de vivir. Aunque no fuera mencionado tal dicho, con solo escuchar un mensaje, tenemos el desafío de aplicar lo que oímos a lo que somos.

Acomodar un asunto que una persona enseña para nuestro beneficio, es significativo; porque nos hace recapacitar, crecer y madurar. También indica que somos personas en desarrollo, moldeables y dispuestos a aprender de otros. Aunque no todas las personas reaccionan correctamente. A veces algunos manifiestan vergüenza. Otros disimulan y hacen evasivas. Y otros, sencillamente no lo aceptan.

Esto me recuerda la historia de unos hombres que querían aplicar el castigo de la ley que ellos conocían a una mujer que infringió esa ley. Fue en esa ocasión cuando Jesús le dijo a sus ejecutores: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.” Juan 8:7. Y saben que; todos su fueron, y nadie se mantuvo en contra de esa mujer, porque se vieron aludidos por lo que Jesús había dicho.

De la misma manera, cuando Jesús enseñaba decía: “…el que tiene oídos para oír, oiga.” Lucas 8:8. Eso nos indica que hay siempre algo que podemos recibir de lo que se habla. No se trata de lo que otro dicho dice: “Se lo digo a pedro para que lo oiga Juan.” Es muchas veces un asunto de reflexión personal, y vale la pena analizarlo para recibir su beneficio.

Cualquiera puede decir: Eso no es conmigo, o no me interesa. Pueden ser evasivas. Puede también que andemos con rodeos. Pero si tienes el guante a tu alcance, prueba si te queda. A lo mejor es a tu medida.

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