Friday, September 24, 2010

Resistencia y persistencia

No hay enfermedad que dure cien años, ni enfermo que la aguante.
Mi Padre murió a sus ochenta y tres años, el 1ero. de Agosto de 1996. Mi Madre murió 14 años después a los noventa y siete años, el 15 de Julio del 2010. Ambos fueron longevos, igual que el resto de los hermanos de mi Padre. Casi todos ellos murieron pasando los Ochenta años de edad. No hace mucho volví a ver a la última hermana de mi Padre de 87 años de edad, todavía caminando, platicando y recordando sus viejos tiempos. Conozco a la fecha, a los demás primos de mi padre, y sus edades oscilan entre los ochenta y noventa años de edad. Gracias a Dios por una familia de larga vida, porque los hemos disfrutado al máximo.
Mi Padre sufrió por mas de cuarenta años muchos padecimientos por causa de accidentes de trabajo que tuvo en su juventud. Cuando yo era a penas un niño, él estuvo hospitalizado muy lejos de toda la familia, casi por espacio de tres años. Le hicieron 18 operaciones, y los médicos experimentaron con su pierna derecha una serie de injertos de carne de otros pacientes, tratando de salvarle de una amputación. Recuerdo que, sufría de fiebres altísimas, dolores intensos y prolongados; y a todo esto, se le suma una serie de inyecciones y medicamentos que tenía que recibir para poder soportar tal sufrimiento. En su caso, pude ver a un hombre fuerte, valiente, y paciente en soportar tantos dolores y angustias. Años después comprendí lo que la Biblia dice, y se lo apliqué a mi padre en su dolor. “El ánimo del hombre soportará su enfermedad; Mas ¿quién soportará al ánimo angustiado?” Proverbios 18:14. El ánimo de mi padre fue muy grande y Dios misericordiosamente lo mantuvo fuerte y confiado en sus promesas.
El dicho que ahora ocupo, me parece muy familiar: “No hay enfermedad que dure cien años, ni enfermo que la aguante.” Sencillamente, comprendo que todo es temporal y pasajero. Por supuesto, al momento de tener una carga de esa magnitud, como la que tuvo mi padre, es difícil comprender las razones y los propósitos del dolor y el sufrimiento. Cualquiera (incluyéndome), tiene incertidumbre, desasosiego, dudas, y cuestionamientos que no tendrán respuestas inmediatas. Es muy natural pensar en lo peor, e inclusive considerarse miserable en casos extremos. Sin embargo, el ánimo que podamos tener para soportar la circunstancia adversa que sea, nos ayudará a mantener esperanza y perseverancia en la lucha por la supervivencia.
No tiene que ser necesariamente una enfermedad. Podría ser otra situación difícil que hay que soportar o aguantar. Podría ser un asunto de relaciones familiares, de finanzas, de relaciones sociales, de impedimentos físicos o naturales, etc. Sin embargo, el fin del dicho es, que comprendamos lo corto de la vida, y lo pasajero que son los asuntos complicados y las perturbaciones que experimentamos mientras estamos sobre la tierra. Además, consideremos que la actitud que tomemos ante situaciones conflictivas, puede hacer la diferencia, y cambiar la perspectiva de la vida. El aguante y la resistencia solo se consiguen en medio de las corrientes contrarias. Así como no hay enfermedad agradable, tampoco hay atractivo alguno en la prueba o en la tentación.
Quiero pensar un poco mas en la palabra resistir, como una virtud de la cual debemos echar mano. La fuerza para resistir cualquier situación de conflicto en la vida, viene del ánimo que tengamos. El ánimo es una actitud positiva para enfrentar los problemas. Consideremos lo que es estos momentos estamos pasando, y pensemos que Dios tiene control de todo lo que sucede alrededor nuestro. La Biblia dice: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” 1 Corintios 10:13. Yo creo que esta porción de las Escrituras, es una verdad innegable, práctica y positiva para afianzar nuestra fe y esperanza en el súper conocimiento de Dios. Ese mismo texto, en una versión mas actualizada, dice: “Ustedes no han pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable. Y pueden ustedes confiar en Dios, que no los dejará sufrir pruebas más duras de lo que pueden soportar. Por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios les dará también la manera de salir de ella, para que puedan soportarla.” 1 Corintios 10:13.
Otra cosa que debemos hacer para resistir cualquier circunstancia que nos sea contraria, es: Prepararnos con los elementos y provisiones que vienen de Dios. La Biblia nos exhorta con lo siguiente: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.” Efesios 6:13. El día malo, nadie lo quiere vivir. Sin embargo, el día malo llega. Somos preparados en medio de las pruebas de la vida, para vivir y apreciar lo que la vida nos da. Somos seres que al ser probados, nos adaptamos para resistir lo peor de acuerdo a nuestras fuerzas. Si queremos seres promovidos y ver nuestra propia superación; tenemos que ser examinados, para que nuestra resistencia se consolide en medio de la lucha y de la prueba. Somos seres que nos fogueamos en las batallas de la supervivencia, y es ahí donde demostramos lo que somos.
Solos no podemos; por esa razón, necesitamos de Dios. No somos lo suficientemente fuertes, por eso necesitamos de la fuerza divina para soportar los acontecimientos penosos y angustiantes en nuestra endeble o frágil existencia. No hay superación sin exámenes. Los logros y progresos de la vida nos son fáciles, ni vienen gratuitamente. Todo tiene un precio, y nada tenemos que no nos cueste. Si queremos una vida triunfante y de victorias constantes, vendrán las batallas. Es ahí donde tenemos que demostrar nuestra resistencia y persistencia para lo mejor. Lucha, pelea, resiste y persiste y apreciaras la vida que Dios te da. Pero hazlo, creyendo que necesitas a Dios de tu lado.

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